Esta es la diferencia que hay entre las cosas que se mueven con movimientos violentos y las que se mueven con movimientos naturales; que las que se mueven con movimientos violentos, como aquello que nace de una fuerza e impresión ajena, cuanto más va adelante, tanto más van aflojando y enflaqueciéndose, como cuando tiráis la piedra hacia arriba; mas en las cosas que se mueven con movimiento natural, como cuando la piedra va a su centro, es al contrario, que cuanto más va, más ligeramente se mueve. Pues esta es también la diferencia que hay de los que hacen las cosas por temor de la penitencia y de la reprensión, o porque les están mirando, o por otros respetos humanos, a los que se mueven por amor de la virtud y por puro deseo de agradar a Dios; que aquello no dura sino mientras dura la reprensión y el andar sobre ellos y luego se va cayendo. (…)”.
¿Qué le dices al Señor antes de finalizar el día?