+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Los fariseos se confabularon para buscar la forma de acabar con Jesús.
Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Grandes multitudes lo siguieron, y los sanó a todos. Pero Él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías: “Éste es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre Él y anunciará la justicia a las naciones. No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Leemos el capítulo 12 del Evangelio según San Mateo, a partir de este capítulo la controversia entre Jesús y los fariseos se agudiza y va llevando a la separación progresiva entre los discípulos de Jesús y los fariseos. Empieza este capítulo con una doble discusión sobre el sábado (versículos 1 al 13) y continúa con el texto de hoy, en el que el evangelista nos presenta, por un lado, la hostilidad creciente de los fariseos, que no sólo discuten con Jesús, sino que se confabulan para acabar con Él y, por otro lado, nos indica que Jesús no ofrece resistencia a la actitud de hostilidad de los fariseos y se retira con sus seguidores. En este contexto Mateo introduce lo que se llama una cita de cumplimiento, que consiste en citar textualmente unos versículos del Antiguo Testamento para demostrar que en Jesús se cumple lo dicho en las profecías de la Escritura. En este caso la cita corresponde al Segundo Isaías (Is 42,1-4), concretamente al inicio del Primer Canto del Siervo de Yahweh; la profecía describe el amor de Dios por su siervo que está lleno del Espíritu. Citando esta profecía Mateo quiere explicar que Jesús es el Mesías, pero no el guerrero poderoso y conquistador que muchos esperaban, sino el Mesías sufriente, como el servidor sufriente profetizado por Isaías. Jesús es el siervo sufriente, el mesías humilde y sencillo, lleno del Espíritu Santo, que trae la justicia a las naciones, pero que no discute, no grita, no quiebra la caña ya doblada ni apaga la mecha humeante; al contrario, es el Mesías que carga con los sufrimientos de los demás, es el Mesías lleno de misericordia, es el Mesías que sana a los heridos, que fortalece a los débiles, que consuela a los tristes, que perdona a los pecadores.
¿Cuál es mi actitud para con los que me atacan u ofenden? ¿Cuál es mi actitud frente a los débiles? ¿Qué sentimiento se despiertan en mi al contemplar al Señor sufriente?