+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude”.
Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, una sola cosa es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada”.
Palabra del Señor.
Reflexionemos
Seguimos leyendo el camino “espiritual más que material” de Jesús hacia Jerusalén. San Lucas nos presenta hoy un relato exclusivo de su evangelio, la visita de Jesús a sus dos amigas y discípulas Marta y María; Jesús que va por el camino hace un alto y pasa a un pueblo y entra en la casa de estas dos mujeres. San Lucas presenta una escena realmente sorprendente para la mentalidad de la época de Jesús, demostrando así que el Señor rompe todas las barreras; de tres maneras el Señor actúa contra las normas culturales judías: primero, Jesús aparece solo con dos mujeres que no son sus familiares, segundo, una de ellas le sirve y, tercero, la otra escucha y aprende como discípula sentada a sus pies; cualquier judío que viera esa escena se habría escandalizado, pero al Maestro eso no le importa, lo que le importa es que todos pueden ser discípulos de él (universalidad), los varones y también las mujeres. No hay un contraste entre las dos hermanas, como se suele ver a veces, ya que las dos son servidoras y discípulas del Señor. Marta estaba muy ocupada en el servicio, la palabra diakonían (que significa servicio en griego) era usada para describir el ministerio cristiano (1Co 4,1; Rm 16,1) y María escuchaba la palabra de Jesús sentada a sus pies, postura que describe la condición de discípula (Lc 8,35; Hch 22,3). El Maestro Nazareno invitado a la casa se transforma en anfitrión que enseña. El tema central del relato es destacar la importancia de escuchar la palabra de Dios de los labios de Jesús, ya que ahí está la raíz de toda vocación cristiana. El verdadero discípulo y la verdadera discípula escucha y aprende atentamente el mensaje del Evangelio como María y lo pone en práctica sirviendo como Marta..
¿Cuándo soy más como Marta? ¿Cuándo soy más como María? ¿Cómo dejo que Jesús entre en mi casa?