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Mateo 23, 27-32: por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad

28 de Agosto 2024     Freddy Araya    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo

Jesús habló diciendo:
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, ¡pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre! Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, ¡no nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas”! De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmen entonces la medida de sus padres!

Palabra del Señor.

Reflexionemos

De las siete maldiciones contra los escribas y fariseos, San Mateo ya nos presentó la primera y segunda que hablan de como los oponentes de Jesús impiden el ingreso de las personas al Reino, la tercera que nos dice que en vez de jurar en vano hay que decir siempre la verdad y respetar el Nombre de Dios, la cuarta que nos enseña que en vez de preocuparse de pagar los diezmos por pequeñeces es mejor practicar las virtudes de la Ley, la quinta que reprocha a los que se preocupan por el exterior y no el interior de la persona. Hoy leemos las últimas dos maldiciones, que están relacionadas entre sí por las palabras sepulcros y justos, que aparecen en ambas. La sexta, hace referencia a la vida de puras apariencias de los escribas y fariseos; se refiere a los magníficos mausoleos de mármol o mejor aún a la costumbre de pintar las tumbas de blanco (sobre todo para la Pascua) como señal visible para que la gente no las pise y contraiga así impureza legal; el Señor les reprocha que ni el más hermoso revestimiento exterior puede ocultar una vida interior llena de pecado. La séptima maldición hace referencia a la costumbre judía de construir grandes sepulcros para venerar a los profetas y los justos martirizados, reconociendo que sus antepasados los mataron, pero diciendo que ellos no lo harían; Jesús les reprocha que son hijos de los que mataron a los profetas y es que decir que alguien es “hijo de” tal, significa afirmar que ese alguien es igual a ese tal; con toda su fuerza el Maestro los encara diciéndoles que ellos van a colmar la medida de sus padres, ya que han decidido matar no sólo a un profeta o justo, sino al Hijo de Dios.

¿Suelo vivir de las apariencias? ¿Ocupa el Señor el lugar principal en mi corazón? ¿Jesús murió por mí, de qué manera se lo agradezco?

Categories: Evangelio diario

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