+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a sus discípulos:
El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino.
Palabra del Señor.
Reflexión
La Perícopa (relato o párrafo autónomo) que el Evangelio según San Mateo nos trae hoy está íntimamente relacionada con las dos que le preceden en el texto evangélico y que leímos ayer, es decir, la Confesión de Pedro y el Primer anuncio de la Pasión. Pedro confesó a Jesús como Mesías y el Maestro Nazareno le hace ver que ser Mesías, para Él significa ser Mesías Sufriente (Mt 16,21). A continuación, viene el texto que leemos hoy y que nos habla de las “condiciones para seguir a Jesús”; se trata de cuatro dichos de Jesús que Mateo toma del Evangelio según San Marcos (Mc 8,31-9,1). En los versículos anteriores (Mt 16,22-23) Jesús le hablaba sólo a Pedro y en los versículos actuales (Mt 16,24-28) el Maestro les habla a todos sus discípulos. Hay que considerar que estas palabras Jesús las pronuncia solo a sus discípulos. Veamos los cuatro dichos. El primero (16,24), invita al seguimiento de Jesús cargando la cruz; o sea, negarse a sí mismo, dejar de lado el egoísmo y conformar la vida al modo de la vida de Cristo. El segundo (16,25), contrapone los verbos perder y salvar (encontrar); es decir, el que se atreva a arriesgar su vida por Jesús encontrará la vida verdadera, la vida eterna. El tercero (16,26), contrapone la ganancia del mundo entero a la pérdida de uno mismo; esto es, de qué servirá ganar todas las riquezas del mudo, si eso significa perderse a sí mismo, en esta vida y también en la eterna. El cuarto (16,27), contempla la posibilidad de la pérdida de la propia vida en la venida definitiva (parusía) del Hijo del hombre. El seguimiento de Jesús y la entrada en su Reino requiere vivir como Él y, por lo tanto, requiere solidarizar con Él aún en la tribulación.
¿Qué siento al ver las condiciones del seguimiento de Jesús? ¿Estoy dispuesto(a) a compartir la misma vida de Jesús? ¿He sufrido a causa del Señor?