+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor.
Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: “Éste es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos.
Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”.
Y le hicieron esta pregunta: “¿Por qué dicen los escribas que antes debe venir Elías?”
Jesús les respondió: “Sí, Elías debe venir antes para restablecer el orden en todo. Pero, ¿no dice la Escritura que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser despreciado? Les aseguro que Elías ya ha venido e hicieron con él lo que quisieron, como estaba escrito”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Celebramos la Fiesta de la Transfiguración del Señor que tiene lecturas propias. El Evangelio según San Marcos nos dice que Jesús había hablado de la llegada gloriosa del Reino y de que algunos lo verían antes de morir (Mc 9,1) refiriéndose a su transfiguración como anticipación de la llegada definitiva del Reino de Dios. La frase “seis días después”, hace referencia al séptimo día y a la semana de la pasión y resurrección del Señor. Jesús lleva a sus discípulos a un monte elevado, tradicionalmente identificado con el Monte Tabor en Galilea; la montaña es el lugar privilegiado para la oración, el encuentro con Dios y la revelación y teofanía (=manifestación de Dios). En el monte el Maestro se transfiguró, literalmente cambió de forma; esto indica que a los discípulos se les concedió la posibilidad de ver a Jesús en su estado glorificado que será su estado eterno después de su pasión, muerte y resurrección (Mc 16,12). La aparición de Moisés y Elías indican que la Ley y los Profetas testimonian a Jesús, además hace referencia a que los dos habían sido llevados al Cielo (2Re 2,11; Dt 34,6) y a que ambos desarrollarían funciones importantes a la llegada del Reino (Mal 3,23-24; Dt 18,15.18). Frente a esta experiencia gloriosa y única Pedro constata lo bien que están y propone prolongar esa experiencia lo más posible construyendo las tiendas para acampar. Aparece la nube, que el Éxodo nos enseña que es símbolo de la presencia de Dios; la voz divina salida de la nube proclama a Jesús como el Hijo amado de Dios, o sea que, no sólo es el Mesías como antes había proclamado Pedro (Mc 8,29). La orden de Dios de escuchar a su Hijo se refiere a los anuncios de la Pasión previa a la gloriosa resurrección.
¿De qué manera contemplo la muerte de Jesús? ¿Cómo vivo la resurrección de Jesús? ¿Qué pasaría en mi persona si tuviera la experiencia de Pedro Santiago y Juan?