+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús atravesaba unos sembrados y era un día sábado. Como sus discípulos sintieron hambre, comenzaron a arrancar y a comer las espigas.
Al ver esto, los fariseos le dijeron: “Mira que tus discípulos hacen lo que no está permitido en sábado”.
Pero Él les respondió: “¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes?
¿Y no han leído también en la Ley, que los sacerdotes, en el Templo, violan el descanso del sábado, sin incurrir en falta?
Ahora bien, Yo les digo que aquí hay alguien más grande que el Templo. Si hubieran comprendido lo que significa ‘prefiero la misericordia al sacrificio’, no condenarían a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado”.
Palabra del Señor.
Reflexión
A partir del capítulo doce el Evangelio según San Mateo nos describe como la controversia entre Jesús y los fariseos se agudiza y va llevando a la separación progresiva entre los discípulos de Jesús y los fariseos. Empieza con una discusión sobre el sábado. La observancia del sábado, es decir, el “descanso sabático” es un elemento clave en la religiosidad judía, la Sagrada Escritura lo destaca en el relato de la Creación (Gn 2,3) y también en las formulaciones del Decálogo o “diez mandamientos” (Ex 20,8-11; Dt 5,12-15); en la Biblia queda claro que el precepto sabático prohíbe el trabajo en este día, pero no se especifica qué o cuáles trabajos están prohibidos; por esta razón los rabinos judíos habían elaborado una compleja y minuciosa casuística de todos y cada uno de los trabajos que no se podían hacer en sábado; se preocupaban de cada detalle, cuanto se puede caminar, que se puede hacer en la casa, hasta discutían si se podía cargar un pañuelo en la mano, ya que también estaba prohibido llevar cargas. Por esta razón acusan a los discípulos de Jesús de trabajar en sábado por arrancar espigas (lo que estaba prohibido) para comer; frente a esta acusación el Maestro de Nazaret les pone dos ejemplos tomados de la misma Sagrada Escritura dónde no se respetan los preceptos rituales: el primero cuando David comió los panes de la ofrenda que no le eran permitidos (1Sm 21,2-7) y el segundo cuando los sacerdotes judíos cada sábado trabajan en el Templo (Nm 28,9-19; 1 Crónicas 23,1ss). Jesús siempre observó el sábado, pero no las enfermizas indicaciones de los rabinos, porque el sábado está hecho para el hombre y no al revés, es decir primero el amor al prójimo, primero la misericordia, después lo demás (ver Os 6,6; Mt 9,13).
¿Cómo vivo el mandamiento de “santificar el día del Señor? ¿Qué prima más en mí: la ley o la misericordia? ¿Extraño la celebración de la Santa Misa junto a los hermanos y hermanas en la iglesia, cuando no puedo asistir?