+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Pedro le dijo a Jesús: “Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”.
Jesús respondió: “Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Estamos en la octava semana del Tiempo durante el año. Este tiempo lo habíamos iniciado el 9 de enero después del Bautismo del Señor y lo habíamos interrumpido el 14 de febrero cuando empezó la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza. Durante este tiempo leemos, primero el Evangelio según San Marcos, para después leer Mateo y Lucas. Ahora, San Marcos, nos está presentando la segunda parte de su evangelio; la primera parte se preocupó de enseñarnos que Jesús es el Mesías, la segunda parte nos enseñará que Jesús es Mesías sufriente e Hijo de Dios. La confesión mesiánica de Pedro en Cesarea de Filipo (Mc 8,27-30) es el punto de llegada de la primera parte y punto de partida de la segunda, no se puede confesar a Jesús como Mesías sin precisar su condición sufriente. Estamos leyendo la primera sección de la segunda parte que es la revelación del camino doloroso del Mesías durante el camino hacia Jerusalén, este es un camino geográfico y teológico, camino de dolor y muerte que el Mesías recorre para llegar a su gloria; Jesús ya ha hecho dos anuncios claros sobre su pasión (incomprendidos por los discípulos) y los ha complementado con instrucciones y catequesis. Hemos leído hoy la conclusión de la segunda catequesis que corresponde a la tercera enseñanza sobre las riquezas (ayer leímos las dos primeras); la intervención de Pedro (“lo hemos dejado todo”) contrasta con el relato inmediatamente anterior (Mc 10,17-22) donde el hombre rico rechazó la llamada del Señor al discipulado debido su amor por las riquezas; Jesús promete a sus discípulos que, a pesar de las persecuciones, recibirán, en este mundo, el ciento por uno, o sea el “enriquecimiento” que conlleva el compañerismo religioso y social (una nueva familia), pero, sobre todo, en el mundo futuro, la Vida eterna.
¿He leído el Evangelio según San Marcos? ¿Reconozco a Jesús como el Mesías sufriente? ¿He experimentado el ciento por uno prometido por Jesús?