+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: “Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Seguimos avanzando en la sexta semana del Tiempo de Pascua, el Domingo que se acerca celebraremos la Solemnidad de la Ascensión y el siguiente la Solemnidad de Pentecostés. Preparándonos a esas solemnidades el Evangelio según San Juan nos acompaña, con su Libro de la Gloria, presentándonos los discursos de Jesús durante la Última Cena. Hoy Jesús explica que hay muchas cosas que los discípulos deben saber, pero que para poder entenderlas es necesario que venga el Espíritu de la Verdad; el rol del Paráclito es fundamental en la comunidad cristiana, ya que Él iluminará a los discípulos y a las discípulas en el futuro, esto porque Jesús no ha podido comunicarles todo lo que necesitan saber y ellos tampoco han sido capaces de comprender, antes de la glorificación de Jesús, las palabras y las acciones del Maestro. Para que venga el Espíritu es preciso, primero, que Jesús suba al Padre. Es necesario que nosotros entendamos el misterio de Jesús, su ser divino y su condición de Mesías y Redentor, y sólo podemos comprenderlo con la iluminación del Espíritu Santo, porque Él nos habla de lo que conoce, de lo que oye en el seno de la Santísima Trinidad. Con estas palabras Jesús nos va introduciendo al misterio de la íntima comunión que es la Trinidad. Jesús nos enseña que la obra de nuestra salvación es una obra de la Santísima Trinidad; sabemos, por las palabras del Señor, que el Padre Celestial envió a Jesús para producir la gracia salvífica a través de su Vida, Pasión, Muerte y Resurrección; por otro lado, también por el Señor, sabemos que el Padre Celestial y Jesús envían al Espíritu Santo para que indique la gracia salvífica, es decir, para glorificar a Jesús y llevar a los discípulos a la Verdad de Jesús el Señor.
Preguntémonos hoy: ¿Cuán importante es el Espíritu Santo en mi vida cristiana? ¿Dejo que el Espíritu inunde mi ser y me conduzca? ¿Pido el Espíritu Santo para mi vida?