+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Jesús dijo a la gente: Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y Yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: “Todos serán instruidos por Dios”. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza viene a mí.
Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo Él ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida.
Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron.
Pero éste es el pan que desciende del cielo, para que aquél que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo.
Palabra del Señor.
Reflexión
Seguimos la lectura del Discurso del Pan de Vida realizado por Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm y recogido por el Evangelio según San Juan. Recordemos que la escena se sitúa en las cercanías de la Fiesta de la Pascua, por eso el discurso de Jesús probablemente sea una homilía pronunciada en la sinagoga a partir de varias lecturas bíblicas leídas en época de Pascua, tales como Gn 2 y 3, Ex 16, Nm 11. Si en el Gn 3,3 se habla de comer y morir en Jn 6,50 Jesús habla de comer el Pan y no morir; si en el Gn 3,22 se expulsa al hombre para que no coma del árbol de la vida y viva para siempre en Jn 6,51 Jesús dice que el que coma el Pan vivirá para siempre; si en el Gn 3,24 se dice que el hombre fue echado fuera en Jn 6,37 Jesús dice que al que se acerque a él, no le echa fuera; por otro lado Ex 16 habla del maná bajado del cielo y Nm 11 habla del maná y de la carne (codornices) dada por Dios en el desierto. Durante los 40 años que duró la travesía del desierto (Éxodo) para el pueblo de Israel, ellos recibieron de Dios el maná o pan bajado del cielo; un mes después de la primera Pascua en Egipto empezó a caer el maná y terminó de caer en la primera Pascua celebrada en la tierra prometida. En tiempos de Jesús el maná simbolizaba la enseñanza de Dios a su pueblo, así como el maná bajaba para todos, la enseñanza de Dios también es para todos (“todos serán instruidos por Dios”). Por esta razón Jesús insiste en que todos llegan a Él movidos por el amor y la voluntad del Padre Celestial.
¿Dónde tengo puesto mis anhelos de felicidad? ¿Jesús es todo para mí? ¿Me dejo conducir por Jesús, me dejo instruir por sus enseñanzas?