+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron:
“Mujer, ¿por qué lloras?”
María respondió: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”.
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.
Jesús le preguntó: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?” Ella, pensando que era el cuidador del huerto, le respondió:
“Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo”.
Jesús le dijo: “¡María!”
Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: “¡Raboní!”, es decir, “¡Maestro!” Jesús le dijo: “No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: “Subo a mi Padre y Padre de ustedes; a mi Dios y Dios de ustedes””.
María Magdalena, fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que Él le había dicho esas palabras.
Palabra del Señor.
Reflexión
Llegamos al tercer día de la Octava de Pascua y continuamos celebrando la Resurrección del Señor leyendo los relatos del sepulcro vacío y de las apariciones. Hoy tenemos un texto del Evangelio según San Juan (propio de él) que nos narra la Aparición de Jesús a María Magdalena (ella es Apostolorum Apóstola=la Apóstola de los Apóstoles), relato que sigue al que leímos el Domingo pasado (Jn 20,1-9); volveremos a leer este evangelista este viernes (Jn 21,1-14) y Domingo (Jn 20,19-31) próximos. María, movida por su amor al Señor, había ido al sepulcro cuando todavía estaba oscuro (la oscuridad de la muerte) y lo había encontrado abierto y vacío, ahora estaba llorando afuera del sepulcro. María estaba nublada en su fe por el dolor de la Pasión y Muerte de su amado Maestro, eso significa el hecho de que camine cuando todavía está oscuro y que llore fuera del sepulcro vacío por la desaparición de lo que ella buscaba: el cadáver de Jesús (Ella lo dice tres veces en el relato), sólo la fe verdadera es capaz de encontrar al Resucitado; por eso cuando Jesús pronuncia su nombre: María…, ella le reconoce, el recuerdo del pasado con Jesús en Galilea se une con el presente de Jesús Resucitado y se despierta completamente la fe verdadera en María. Llena de gozo se acerca al Señor, lo toca y se aferra a Él, Jesús le dice “no me retengas”, porque ahora tienen que pasar de esa relación basada en la presencia física de Jesús entre sus discípulos y discípulas a una relación más profunda e íntima en que el Señor está en sus discípulos y ellos en Él. María Magdalena es enviada (apóstola) por Jesús a anunciar a sus hermanos que había visto al Señor y que Él ahora subía al Padre Celestial.
¿Qué siento ante la inmensa fe y devoción de Santa María Magdalena? ¿Qué significa para mí el sepulcro vacío? ¿Puedo ser apóstol(a) (enviado/a) como María Magdalena?