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Mateo 21, 33-46: Este Es El Heredero: Vamos A Matarlo

1 de Marzo 2024     Freddy Araya    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
“Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: “Respetarán a mi hijo”. Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: “Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia”. Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?”. Le respondieron: “Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo”.
Jesús agregó: “¿No han leído nunca en las Escrituras: ‘La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?’. El que caiga sobre esta piedra quedará destrozado, y aquel sobre quien ella caiga será aplastado. Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos”. Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.

Palabra del Señor.

Reflexión

En este viernes de la segunda semana del Tiempo de Cuaresma volvemos al Evangelio según San Mateo, el cual nos trae en esta ocasión una parábola de Jesús conocida por nosotros como Parábola de los viñadores asesinos. Jesús pronuncia esta parábola en Jerusalén frente a sus adversarios como lo son los dirigentes del pueblo judío; cuando el Señor habla del propietario que planta una viña hace referencia a Isaías 5,1-7; por ese texto, y por otros más, los oyentes saben que la viña es el pueblo de Israel y el que la planta es Dios. El propietario arrienda la viña a los viñadores y busca sus frutos a su debido tiempo, pero los viñadores asesinos se obstinan en negar el pago de la renta de los frutos de la viña y golpean, apedrean y matan a los emisarios del dueño. El doble envío de emisarios quiere reforzar el empecinamiento, contumacia y obstinación de los viñadores, además que prepara el camino para el envío del hijo del propietario. El dueño de la viña piensa que a su hijo lo respetarán, él lo llama mi hijo, tal como Dios Padre llama a Jesús en el Bautismo (Mt 3,17) y en la Transfiguración (Mt 17,5). Los viñadores viendo al heredero lo matan para así apropiarse de la viña. Está claro que Jesús se identifica con el Hijo enviado por el Dueño de la viña y los oyentes se dan cuenta de quienes son los viñadores homicidas: los dirigentes de Israel que no escuchan a los enviados de Dios y ni siquiera al Hijo, por eso entienden que la viña o pueblo de Dios debe ser confiada a nuevos viñadores (la Iglesia) con la condición, claro está, de dar frutos a su debido tiempo.

¿Cuido con amor de la viña del Señor que me ha sido confiada? ¿Doy los frutos esperados por Dios? ¿Qué frutos concretos creo que puedo mostrarle al Dueño de la viña? 

Categories: Evangelio diario

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