+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a sus discípulos:
Les aseguro que, si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: «No matarás», y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero Yo les digo que todo aquél que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquél que lo insulta, merece ser castigado por el Tribunal. Y el que lo maldice, merece el infierno.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Palabra del Señor.
Reflexión
En el día de hoy viernes de la primera semana del Tiempo de Cuaresma, nuevamente tenemos un texto tomado del Evangelio según San Mateo, y en esta ocasión nos lleva a los inicios del Sermón de la Montaña, el primero de los cinco grandes discursos de Jesús que Mateo presenta. Después de las bienaventuranzas el Señor Jesús se dedica a profundizar los mandamientos de la Antigua Ley, es decir los Diez Mandamientos (Ex 20,2-17; Dt 5,6-21). Jesús con su autoridad de Mesías corrige las enseñanzas de Moisés (a él se refiere cuando dice: “ustedes han oído que se dijo a los antepasados”), por eso pone énfasis en la frase: “pero yo les digo…” En este caso se trata del quinto mandamiento: “No matarás”. Para este mandamiento Jesús dice que no basta con no matar… el Señor pone una vara más alta para la comprensión plena del mandamiento: no debes irritarte contra tu hermano, no debes insultarlo, no debes maldecirlo… ya que el que hace aquello está en pecado grave a los ojos de Dios (Mt 5,22). A partir de esta enseñanza el Maestro de Nazaret nos dice que, si sabemos que un hermano en la fe tiene alguna queja contra nosotros, antes de ir al Templo, debemos reconciliarnos con él y sólo así será posible ir al Templo en paz con Dios y con los hermanos, y sin caer en una práctica religiosa hipócrita. La Cuaresma es un tiempo privilegiado para reconciliarnos con Dios y con los hermanos, aprovechémoslo.
¿De qué manera vivo yo el mandamiento “No matarás”? ¿He ofendido a alguien con quien no me he disculpado? ¿He aprendido a pedir perdón?