+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato. Él se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos.
Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús sanó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a éstos no los dejaba hablar, porque sabían quién era Él.
Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo encontraron, le dijeron: “Todos te andan buscando”.
Él les respondió: “Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido”.
Y fue por toda la Galilea, predicando en las sinagogas de ellos y expulsando demonios.
Palabra del Señor.
Reflexión
El Evangelio según San Marcos nos presenta un relato de la intensa actividad evangelizadora de Jesús por las diferentes aldeas de Galilea, en las cuales predica y realiza milagros provocando que las multitudes lo busquen y los sigan. El evangelista nos lleva hoy a la Casa de Pedro en Cafarnaúm, alrededor de la cual y dentro de ella, Jesús realiza múltiples milagros, dándonos a entender que la casa de Pedro es como un símbolo de la Iglesia que se reúne en torno al Señor. Dentro de la casa está la suegra de Pedro con fiebre y en cama, con sencillez Jesús realiza el milagro, le toma la mano y la hace levantar y ella se puso a servirlos; con este milagro Marcos nos está enseñando que el poder de Jesús libera a toda persona de cualquier cadena y la encamina por la senda del servicio (diakonía), que es el camino del discípulo o discípula. Al atardecer la ciudad entera se reunió en la puerta de la casa de San Pedro para llevarle a Jesús enfermos y endemoniados y Él los sanó uno por uno. Al día siguiente muy temprano el Maestro Nazareno salió a un lugar desierto para orar a solas y largamente, contemplando y escuchando a su Padre Dios, pues qué es la oración sino un diálogo con Dios, un momento riquísimo para contemplar y escuchar a Dios. Pedro lo interrumpe y le dice “todos te andan buscando” (versículo 37b); ¿Por qué todos buscan a Jesús?, porque saben que Él ora mucho, saben que Él escucha a su Padre Celestial, saben que Él se ocupa de las cosas de Dios y por la tanto saben que Él los va a escuchar a ellos, saben que Él se va a ocupar de sus necesidades, por eso lo buscan.
¿Necesito que el Señor me libere de alguna cadena que me impide servir? ¿Qué hago yo por los enfermos? ¿Busco a Jesús? ¿Pienso…siento que él se puede ocupar de mí y de mis problemas?