+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Se acercaron a Jesús algunos saduceos, que niegan la resurrección, y le dijeron: “Maestro, Moisés nos ha ordenado: «Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda». Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”
Jesús les respondió: “En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección no se casan. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.
Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor «el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob». Porque Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para Él”.
Tomando la palabra, algunos escribas le dijeron: “Maestro, has hablado bien”. Y ya no se atrevían a preguntarle nada.
Palabra del Señor.
Reflexionemos
El texto del calendario litúrgico para hoy está tomado del capítulo veinte del Evangelio según San Lucas, este capítulo contiene una sección en la que Jesús muestra su autoridad para hablar en nombre de Dios y tiene la forma de una controversia entre Jesús y las autoridades religiosas de los judíos, de hecho, es la última de un total de 15 controversias importantes desarrolladas a lo largo del relato lucano. La controversia actual sucede en el Templo, donde Jesús enseña después de haber tomado posesión de él, en este contexto intervienen los saduceos que no creen ni en los ángeles ni en la resurrección y, de la Biblia, sólo aceptan el Pentateuco o Ley (Torá), ellos se acercan al Maestro Nazareno para cuestionar el tema de la resurrección usando un texto de la Ley de Moisés (Dt 25,5-6) sobre el matrimonio y el levirato (el cuñado debía casarse con la viuda de su hermano para engendrar un hijo en su nombre) y llevándolo “al absurdo” con el ejemplo de los siete hermanos. Jesús responde a esta argumentación de dos maneras. En primer lugar, el Señor declara que es un error la idea principal de los saduceos de que la Vida venidera será igual que la vida terrena o continuación de esta, ya que la vida eterna no requiere la intervención humana para perdurar, sino que es vida eterna puro don de Dios; en segundo lugar, usa el Maestro un texto de la Torá (Pentateuco) para demostrar que Dios es un Dios de vivos (Ex 3,2.6), en este texto, enseña Jesús, Moisés revela lo que Dios dice: Él es el Dios de los Patriarcas, les comunica Vida, se hace cargo de ellos, los protege y no los abandona ni siquiera en la muerte y les otorga Vida con la Resurrección.
En tiempos complejos ¿has tenido alguna experiencia de resurrección? ¿Cómo compartes tu fe en esa vida nueva?