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Lucas 6, 27-36: Sean Misericordiosos, Como El Padre De Ustedes Es Misericordioso

14 de Setiembre 2023     Freddy Araya    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas

Jesús dijo a sus discípulos:
Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.
Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquéllos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquéllos que los aman.
Si hacen el bien a aquéllos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquéllos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.
Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los desagradecidos y los malos.
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.

Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio según San Lucas sigue presentando el sermón de la llanura. En esta ocasión Jesús habla del amor a los enemigos; el Señor está consciente de que su enseñanza es distinta a la enseñanza de los judíos por eso comienza con la fórmula “pero yo les digo”, con ello quiere indicar que “es cierto que a ustedes se les ha enseñado a odiar al enemigo, pero yo no les enseño eso”. Jesús, con autoridad cambia las costumbres y prácticas de los judíos; se dirige directamente a sus discípulos y les dice que deben amar a sus enemigos y especifica claramente: amar a los que los odian, amar a los que los difaman, amar a los que los maldicen y remata, el Maestro (como es su costumbre), con los ejemplos hiperbólicos o exagerados como los de las mejillas, el manto y la túnica. A esto es a lo que se refiere Jesús cuando habla del amor al prójimo, la verdad es que toda persona debe ser mi prójimo; se trata de actuar como actúa Dios, Él es bueno con todos y el cristiano debe ser como Él, para así poder ser hijo de Él; de lo contrario el cristiano sería como cualquier otra persona identificada, en el texto, con los pecadores, ya que los pecadores aman a los que los aman, prestan a los que les prestan, hacen bien a los que les hacen bien a ellos. Entonces, ¿Cuál es el mérito?, dice Jesús. La santidad consiste en ser misericordiosos como el Padre Celestial; comenta Tertuliano: «En efecto, amar a los amigos lo hacen todos; pero a los enemigos sólo los aman los cristianos» y agrega Cipriano: «Esto lo cumplió, según sabemos, Esteban, el cual, siendo asesinado a pedradas por los judíos, no pedía venganza para sus asesinos, sino perdón».

Que difícil nos lo pone Jesús, Él perdonó a sus enemigos ¿Hay alguien a quien yo no haya perdonado? Jesús tendió la mano a todos sin excepción ¿Hago acepción de personas? Podría proponerme rezar por alguien que me haya hecho daño…

Categories: Evangelio diario

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