+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a sus discípulos:
No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.
Palabra del Señor.
Reflexión
Continuamos leyendo, hasta mañana, el Sermón de la Montaña pronunciado por Jesús y presentado por el Evangelio según San Mateo. El texto de hoy nos presenta tres sentencias o dichos del Señor, comienza con el versículo 6 que es el primer dicho y que es bastante enigmático, pero considerando que el Salmo 22,17 compara a los enemigos del justo con una jauría (de perros) y que, el cerdo es considerado un animal impuro (ver Lev 11,7; Mt 8,32) y que, en tiempos de Jesús, los judíos acostumbraban a llamar “cerdos” a los romanos, se podría entender que, el sentido de la frase es que no hay que dar las cosas valiosas a quien no quiere recibirlas: el Evangelio, los sacramentos, la catequesis, etc. La siguiente frase de Jesús es la llamada regla de oro en el versículo 12: los discípulos deben hacer por los demás lo que deseen que los demás hagan por ellos; esta regla no la inventa Jesús, ya estaba en el Antiguo Testamento y también en escritores paganos (Heródoto, Séneca, Confucio), la novedad de Jesús es que Él la formula en forma positiva y la coloca como síntesis de toda la Ley y los Profetas; para Jesús el amor al prójimo (sin distinción de amigos o enemigos) es el corazón de la Ley y criterio para discernir la voluntad de Dios expresada en la Biblia. La tercera sentencia de hoy es la de los dos caminos, presente ya en el Antiguo Testamento (Sal 1,6; Dt 30,15.19), con la cual Jesús invita a recorrer el camino de vida verdadera, por Él trazado (fatigoso y angosto) y entrar por la puerta, por Él establecida; lo contario es el camino fácil, ancho y espacioso (con su correspondiente puerta) que lleva a la perdición.
¿Soy respetuoso de lo “sagrado”? ¿Cómo vivo la “regla de oro”? ¿Qué “camino” suelo escoger?