“Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de
ángel por la incansable solicitud de sus cuidados; una mujer que siendo joven
tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez, trabaja con el vigor de la juventud;
una mujer que si es ignorante descubre los secretos de la vida con más acierto
que un sabio, y si es instruida, se acomoda a la simplicidad de los niños; una
mujer que siendo pobre, se satisface con la felicidad de los que ama, y siendo rica,
daría con gusto su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud;
una mujer que siendo vigorosa se estremece con el vagido de un niño, y siendo
débil, se reviste a veces con la bravura del león; una mujer que mientras vive no la
sabemos estimar, por que a su lado todos los dolores se olvidan, pero después de
muerta, daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo
un sólo instante, por recibir de ella un sólo abrazo, por escuchar un sólo acento
de sus labios…”Autor: Ramón Angel Jara, Obispo Chileno
María José Urrutia
Asesora Laica Movimiento Juvenil Salesiano