+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Jesús dijo a los judíos:
“Les aseguro que el que es fiel a mi palabra no morirá jamás”.
Los judíos le dijeron: “Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y Tú dices: ‘El que es fiel a mi palabra no morirá jamás’.
¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser Tú?”
Jesús respondió:
“Si Yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman «nuestro Dios», y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: «No lo conozco», sería, como ustedes, un mentiroso.
Pero Yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría”.
Los judíos le dijeron: “Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?”
Jesús respondió:
“Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy”.
Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.
Palabra del Señor.
Reflexión
Llegamos al final de estos dos capítulos desarrollados en Jerusalén durante la fiesta de los Tabernáculos. A medida que hemos ido avanzando en la lectura hemos visto como el conflicto de los judíos con Jesús se ha ido radicalizando, llegando a un culmen al final del capítulo ocho. En los versículos inmediatamente anteriores a los que leemos hoy el Maestro ha sido acusado de estar endemoniado y además ha sido calificado de forma despectiva como “samaritano” cuestionando así su origen judío. Frente a este ambiente hostil Jesús proclama que el creyente (el que cree en Él) no morirá jamás, como ya lo había dicho en Jn 5,24-25; esta proclamación solemne provoca un furibundo rechazo de parte de los judíos que no entienden el mensaje del Señor, de este malentendido surgirá la revelación de que Jesús es mayor que Abraham, tema que ya había salido en el diálogo con la samaritana (ver Jn 4,10-12). El Maestro les hace ver a los judíos que Él conoce a Dios, viene de Dios y es fiel a su Palabra, pero que ellos no lo conocen, aunque lo llaman “nuestro Dios” y por eso son mentirosos. Después de estas aclaraciones Jesús hará afirmaciones sobre sí mismo consideradas blasfemias por parte de los judíos; primero anuncia que Abraham se alegró y se llenó de gozo al verlo a Él, esta alegría de Abraham está asociada a su hijo Isaac (del cual desciende el Mesías) cuyo nombre significa “el que hace reír” (Ver Gn 17,17; 18,12-15; 21,6); ante el cuestionamiento de los judíos de que Jesús no puede haber visto a Abraham, Él les revela que es absolutamente superior a Abraham ya que a Él le corresponde el Nombre de Dios: “Yo soy” o Yahvé; entonces ellos toman piedras para matarlo, pero aún no es su hora.
Abraham se alegró por Jesús, ¿me alegro de conocer al Señor? Jesús es el profeta de la alegría ¿reina la alegría en mi vida? Los judíos no aceptan al Señor ¿acepto yo a Jesús en mi vida?