+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús dijo a sus discípulos:
“Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Ayer Domingo hemos iniciado la segunda semana del Tiempo de Cuaresma, el cual nos prepara para celebrar los Misterios más grandes de nuestra fe en la Pascua de Resurrección. Recordemos que en este tiempo se nos llama a la conversión practicando la oración el ayuno y la limosna. El texto de este día está tomado del Evangelio según San Lucas y continúa el tema que nos presentó el sábado San Mateo sobre el amor a los enemigos. Jesús coloca una alta exigencia a los discípulos, hay que ser misericordiosos como el Padre Dios es misericordioso, he ahí el parámetro. Insiste el Señor en arrancar de nuestra forma de vivir actitudes antiguas y antievangélicas como el juzgar y el condenar, actitudes a las cuales solemos estar, lamentablemente, muy acostumbrados; por el contrario, lo que debemos hacer es perdonar y dar, actitudes que muchas veces nos cuesta vivir. «Entreguémonos [comenta San Agustín] con fervor a estos dos modos de limosna: el dar y el perdonar, nosotros que pedimos al Señor que nos otorgue sus bienes y no nos pida cuenta de nuestros males… Estas son las dos alas de la oración con la que se vuela hacia Dios: perdonar al culpable de su delito y dar al necesitado». Esta es la forma de vivir del verdadero cristiano, es la forma que nos enseña Jesús, es la forma que quiere el Padre que está en los Cielos; por eso si aprendemos a vivir así el Padre Dios no nos juzgará, no nos condenará, nos perdonará y nos dará. Si somos misericordiosos la misericordia del Padre Celeste se desbordará en total sobreabundancia sobre nosotros, ya que con la medida con la que midamos, seremos medidos.
Miro mi vida y mis actitudes y me pregunto: ¿Juzgo? ¿Condeno? ¿Perdono? ¿Doy?