Suele suceder que, durante tiempo de descanso en vacaciones, nos vamos de viaje a algún lugar recreativo, cerca o lejos, con amigos/as y “dejar la rutina de todos los días”. Incluso la familia suele estar fuera de nuestra recreación. Amigo/a, no descuidemos aquello que tanto queremos y es nuestro refugio y contención permanente en tiempos de alegría o desolación. Podríamos “programar”, si este tiempo se nos hace escaso, momentos fuertes de sacar mayor sabor del estar con mi familia. Por ejemplo ¿podríamos abrir temas de conversación nunca abordados? ¿indagar en la vida o historia, a veces no contadas, de padres, hermanos, parientes, o quienes viven con nosotros? ¿cuánto sabemos de quienes están conmigo cotidianamente? Capaz que de ahí surjan, relaciones renovadas o quedemos perplejos de lo que podamos des-cubrir desde ese mutuo intercambio jamás pensados. Animémonos a cuidarla, protegerla, hacerla crecer, pues es lo más precioso que tenemos y que nos ha sido regalado por el Señor.
César González
Colaborador EIPJ
¿Qué me gustaría abordar en una conversación con mi familia o alguna/o de sus
integrantes?