+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles”.
Y les decía: “Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con poder”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Estamos leyendo la primera instrucción de Jesús sobre cristología y discipulado. El tajante rechazo de Simón Pedro al sufrimiento de Jesús anunciado por Él mismo da el punto de partida para la insistencia del Maestro en su sufrimiento expresada en los cuatro dichos que leemos hoy. La cristología explicada por Jesús en su anuncio de la pasión tiene consecuencias para el discipulado explicadas en estos cuatro dichos. La enseñanza de Jesús se da no sólo a los discípulos (as), sino que se amplía también a la multitud. El primer dicho del versículo 34 habla de la necesidad de la autonegación, así como el condenado se somete a la autoridad romana el discípulo debe someterse a la autoridad de Dios: “renuncie a sí mismo y cargue con su cruz”. El segundo dicho del versículo 35 invita a perder la vida por el Evangelio, es decir por Jesús, Él es la Buena Noticia que lleva a la Salvación. El tercer dicho de los versículos 36 y 37 habla del valor del propio yo; la palabra vida traduce el termino griego psyché y el hebreo nephesh, ambos significan “alma” y tienen el sentido de “verdadero yo”; seguir al mundo es perder la Vida, seguir a Jesús es ganar la propia Vida. El cuarto dicho del versículo 38 habla de no avergonzarse del Maestro, en efecto Jesús prevé su función en el Juicio Final como fiscal que acusa o como abogado que defiende de acuerdo con la respuesta de los discípulos a su enseñanza. Termina el texto de hoy con la promesa del Señor sobre el florecimiento maravilloso del Reino de Dios al final de la historia cuyo anticipo lo podrán ver los discípulos en la Transfiguración que se narra a continuación, pero sobre todo en la Pascua de Jesús que ya se aproxima.
¿Acepto a Jesús como Mesías sufriente o actúo como Pedro tratando de impedirlo? ¿Estoy dispuesto (a) a seguir el camino de Jesús con sus exigencias? ¿Qué me dice, qué le dice a mi corazón, la Pascua de Jesús?