Muchos han dicho que Don Bosco es uno de los Santos más completos de la historia cristiana, un hombre profundamente humano y profundamente hombre de Dios, una persona que inspira confianza y afecto. Sus últimos años de vida no fueron fáciles, desgastado por la edad y el cansancio; pero aún así encontró la fuerza para seguir con todas las actividades y continuó transmitiendo su misión y enseñanzas en escuelas y albergues juveniles. En sus últimas oraciones recitaba junto con sus acompañantes, ¡Nunca olviden estas tres cosas: ¡la devoción al Santísimo Sacramento, la devoción a María Auxiliadora y la devoción al Santo Padre! Don Bosco entregó hasta su último aliento por aquellos jóvenes que quería ver felices aquí y en la eternidad, dejándonos su legado del Sistema Preventivo basado en la razón, religión y amabilidad. Animemos y cuidemos esta misión, con pequeños detalles concretos en el día a día, no dejemos para mañana el bien que podamos hacer hoy….
Claudia Martí
Salesianos Concepción
¿Con cuánta fuerza estamos viviendo y trabajando cada momento por nuestra
vocación personal?