El tiempo de vacaciones nos regala tiempo para desarrollar nuestra vida espiritual. Así, si cultivamos el silencio, logramos percibir la voz de Dios que nunca se cansa de comunicarse con sus hijos. A su vez, quienes aprecian el silencio se convierten en “maestros” del escuchar y comunicar. En segundo lugar, es importante volver a la oración: tan escasa por las múltiples ocupaciones, es ahora un momento para mayor comunicación con el Señor y recibir de Él la fuerza y el estímulo para nuestro camino diario.
Ricardo Jara
EPE, Salesianos Valparaíso
¿Trataras de buscar el silencio para escucharte a ti mismo? ¿Tienes
pensado tener un momento de oración con el Señor?