+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Juan Bautista predicaba, diciendo: “Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero Él los bautizará con el Espíritu Santo”.
En aquellos días, Jesús llegó desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre Él como una paloma; y una voz desde el cielo dijo: “Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Estamos en los últimos días del Tiempo de Navidad, los cuales giran en torno a la Fiesta de la Epifanía o Manifestación del Señor que celebraremos este Domingo 8 de enero. Por este motivo las lecturas evangélicas de los siguientes cuatro días están relacionadas por el tema de la “epifanía” del Señor, a saber, hoy leemos, en la versión de San Marcos, su manifestación en el bautismo recibido de Juan, mañana su manifestación en las bodas de Caná con su primer milagro, el Domingo su manifestación a los Magos de Oriente que lo visitan en Belén y el lunes nuevamente su manifestación en su bautismo en la versión de San Mateo, terminando con esa Fiesta el Tiempo de Navidad. Los versículos que leemos hoy nos presentan a Juan Bautista haciendo la última y definitiva llamada de Dios al pueblo de Israel (y a todas las naciones) para que vuelva su corazón a Dios y acoja la salvación que ya trae el Mesías. El carácter decisivo de la llamada a la conversión se refleja por el lugar en que se hace, el desierto, donde Israel fue puesto a prueba y purificado, por la forma de vestir y el estilo de vida de Juan, que reflejan la austeridad esperada y su semejanza con el profeta Elías quien debía volver en el comienzo de la era mesiánica. En efecto el Bautista presenta a Jesús con las prerrogativas características del Mesías esperado según lo describen todos los profetas: la fortaleza (“es más fuerte que yo”) y el don del Espíritu (“bautizará con el Espíritu Santo”), ver por ejemplo Is 9,6; 11,2. La proclamación de Juan queda confirmada y cumplida con el bautismo de Jesús narrado a continuación, con él se rompe el muro de separación entre los humanos pecadores y Dios, ¡tenemos un Salvador!
¿De qué manera me toca la llamada de Juan Bautista? ¿Soy consciente de que estamos viviendo la era mesiánica? ¿Abro mi mente y mi corazón a las propuestas del Espíritu Santo para mi vida?