Tres figuras de altos hombres a lomo de camello aparecían y desaparecían entre las dunas, perdidas en medio del rojo simún (huracán) del desierto que los agobiaba con la arena golpeando sus rostros y el calor de 54° Celsius. Lo único
que impedía su deshidratación eran sus largas túnicas o bisht. Melchor, Gaspar y Baltasar eran importantes hombres árabes dedicados a la astronomía que en oriente habían visto la estrella que anunciaba el nacimiento del salvador del mundo. y sin meditarlo se habían puesto en camino, guiados a través del desierto por la estrella de Belén. Cuando vieron al niño recién nacido en el pesebre rodeado de animales y pastores, le entregaron sus presentes: incienso por su dimensión el sacerdote, oro por ser rey y mirra para ungir su cuerpo el día de su partida. El ángel en sueños les advirtió no volver por el mismo camino donde Herodes les esperaba para que le revelaran la ubicación del nuevo rey de Israel. Y es que nadie que ha conocido a Jesús puede volver por el mismo camino.Félix Soto
Capilla Santa Irene, Parroquia Jesús es el Señor, La Florida
¿Qué nos enseña la estrella de Belén?