Jesús dormía en los brazos de María mientras su silueta montada en el burro junto a la de José se perfilaba perdida en las dunas del desierto iluminadas por un rojizo sol que se ocultaba en un horizonte sin límites. Su camino a Egipto había comenzado esa noche en Belén cuando el ángel le habló en sueños a José indicándole que huyera para salvar al niño de la espada de Herodes. Miles de pequeños inocentes habían sido asesinados por los soldados del rey después de su salida de Belén. Una vez que llegó a Egipto la sagrada familia, permanecieron viviendo en paz hasta la muerte de Herodes. En esta Navidad demos gracias a Dios por el regalo que nos hizo en su hijo Jesús.
Félix Soto
Capilla Santa Irene, Parroquia Jesús es el Señor, La Florida
¿Quiénes sufren injustamente en estos días?