+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
El primer día de la semana, María Magdalena corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto la cabeza de Jesús; éste no estaba caído con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.
Palabra del Señor.
Reflexión
Con la Solemnidad de la Navidad hemos iniciado el Tiempo de Navidad que durará hasta el 9 de enero y, en esta primera semana, corresponde la Octava de Navidad que durará hasta el 1 de enero. En el día de ayer correspondió la celebración de la Fiesta de San Esteban y hoy corresponde el tercer día de la Octava en el cual se celebra la Fiesta de San Juan Apóstol y Evangelista. El Evangelio de hoy corresponde al relato del sepulcro vacío y la visita al sepulcro de Pedro y el Discípulo Amado (tradicionalmente suele ser identificado con San Juan). El evangelista nos dice que Santa María Magdalena, movida por su amor a Jesús, fue al sepulcro cuando todavía era de noche y lo encontró vacío, asustada corrió a contarles a Pedro y al Discípulo Amado que el Señor no estaba en el sepulcro y que “no sabían dónde lo habían puesto”, esta misma frase la repetirá dos veces más adelante como haciendo una referencia a Moisés de quien no se sabe dónde está enterrado (Dt 34,6) y a Jesús como el Profeta mosaico que ha de venir (Dt 34,10; 181,18). Pedro y el Discípulo Amado corren al sepulcro, este último, movido por su amor al Señor, corre más rápido y llega primero, pero no entra, por respeto a Simón Pedro; entonces llega Pedro que, siendo más impulsivo, entra de inmediato y ve la santa sábana lisa y el sudario enrollado en su lugar, esta disposición de los paños indica que el cuerpo no ha sido robado; después de esto entra el Discípulo Amado ve los lienzos en su lugar, pero vacíos, sin el cuerpo de Jesús, él ve y cree. El evangelista cierra este episodio con la demostración de fe del Discípulo Amado, como ejemplo a seguir para nosotros.
¿Amo al Señor como María Magdalena y el Discípulo Amado? ¿De qué manera puedo demostrar mi amor por el Señor? ¿Qué es lo que más admiro de Juan Apóstol y Evangelista?