+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo:
“¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”.
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo:
“No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”.
María dijo al Ángel:
“¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relación con ningún hombre?”
El Ángel le respondió:
“El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”.
María dijo entonces:
“Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra”.
Y el Ángel se alejó.
Palabra del Señor.
Reflexión
Estamos ya en la semana número cuatro del Tiempo de Adviento, las cuatro luces de la corona de adviento están ya encendidas porque ya llega el “sol que nace de lo alto”, la “luz que alumbra a todos los hombres”. Estamos a pocos días de la celebración de la Solemnidad de la Natividad de Jesús en Belén y la liturgia de hoy nos presenta el relato de la Anunciación a María tomado del Evangelio según San Lucas. Este evangelista presenta un evangelio de la infancia de Jesús donde presenta en paralelo las figuras de Juan Bautista y Jesús y sus respectivos roles en el Plan salvífico de Dios. Habiendo narrado detalladamente la anunciación a Zacarías sobre el nacimiento de Juan, que leímos ayer, ahora corresponde el relato pormenorizado de la anunciación a María sobre el nacimiento del Salvador. El contexto del relato se inicia con el anuncio del nacimiento de Juan Bautista (Lc 1,5-25) y termina con la presentación de Jesús en el Templo (Lc 2,21-40), tiempo en el que transcurren 490 días dando así cumplimiento a la profecía de Daniel sobre las 70 semanas y el príncipe ungido (ver Dn 9,24-27). El texto del evangelio nos presenta el diálogo de María Virgen con el ángel Gabriel, el mensajero de Dios; en este diálogo se le comunica a María que será la Madre del Señor por la obra y gracia del Espíritu Santo, cumpliendo así la promesa mesiánica hecha mil años antes al Rey David (originario de Belén y antepasado de Jesús): “Tu casa y tu reino durarán para siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre.” (2Sm 7,16). En el diálogo entre Gabriel y María el evangelista destaca la humildad, colaboración activa y obediencia de María al plan de Dios.
¿Qué palabras me llaman más la atención del diálogo de María con el Ángel? ¿Abro mi corazón al mensaje del Señor? ¿Soy obediente, como María, a la Voluntad de Dios?