+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Juan el Bautista, llamando a dos de sus discípulos, los envió a decir al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?»
Cuando se presentaron ante Jesús, le dijeron: «Juan el Bautista nos envía a preguntarte: «¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?»».
En esa ocasión, Jesús curó mucha gente de sus enfermedades, de sus dolencias y de los malos espíritus, y devolvió la vista a muchos ciegos. Entonces respondió a los enviados:
«Vayan a contar a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos oyen, los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!
Palabra del Señor.
Reflexión
Seguimos avanzando en la primera parte del “Tiempo de Adviento”, concretamente en su tercera semana; hoy nuevamente tenemos la presencia de la persona de Juan el Bautista. El evangelista San Lucas ha narrado detalladamente la actuación del Señor con hechos y palabras. Juan Bautista se entera de todo lo que ha dicho y hecho Jesús y, entonces, envía dos de sus discípulos (dos para que sirvan de testigos) a preguntarle directamente si Él es el que ha de venir. La pregunta tiene sentido ya que Juan, preparando el camino para el que ha de venir, o sea, para el Mesías, nota una aparente contradicción entre sus expectativas mesiánicas centradas en un Mesías juez implacable y purificador de Israel y la actuación tan distinta de Jesús. Entonces el Maestro de Nazaret responde a los dos enviados del profeta Juan describiendo su mesianismo con sus hechos y palabras, que están enlazados con la tradición profética, pero que se diferencian de la imagen que el pueblo de Israel se había hecho de los tiempos mesiánicos. Cristo Jesús muestra con su actuar que el mesías actúa como profetizó Isaías y no como pensaba Juan. El Bautista, como muchos otros, esperaba un Mesías que ajustare cuentas con su pueblo separando a los buenos y castigando con dureza a los malos; pero Jesús muestra que el Mesías viene no a juzgar ni a castigar, sino a mostrar la misericordia de Dios, sobre todo. Esto sucede porque Juan Bautista [comenta San Ambrosio] «representa la Ley que anunciaba a Cristo; por eso es exacto que la Ley retenida materialmente cautiva en los corazones sin fe, como en prisiones desprovistas de la luz eterna… detrás de las puertas de la maldad, no podía llegar hasta el pleno testimonio del plan divino sin la garantía del Evangelio».
¿Cómo veo a Jesús, como Juez o como Misericordia? ¿A quién me parezco más, a Juan o a Jesús? ¿Cómo me preparo para recibir al que ha de venir?
