+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:
“¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.
María dijo entonces:
“Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Ayer, con el Domingo de Gozo (=Dominica Gaudete) hemos dado por iniciada la tercera semana del Tiempo de Adviento, estando así más cerca de celebrar la Solemnidad de la Navidad del Señor. En el día de hoy interrumpimos las lecturas de Adviento porque nos corresponde celebrar la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América. Desde el 9 al 12 de diciembre de 1531 la Virgen se apareció a San Juan Diego en el cerro Tepeyac. El lugar exacto se llamaba Cuantlalápan, llamado después Guadalupe. En el año 1747 fue nombrada Patrona de México y a partir de 1910 fue declarada Patrona de América. Naturalmente esta Fiesta de la Virgen posee lecturas propias, y el evangelio que leemos hoy está tomado del texto de San Lucas y corresponde la Visita de María a su prima Isabel y a los tres primeros versículos del hermoso Cántico de María. La Virgen santísima demuestra su solicitud por los demás realizando un largo viaje (estando embarazada) desde Nazaret hasta Ain-Karim para ayudar a su parienta Isabel ya con seis meses de embarazo; llegada allí [comenta Efrén de Nisibi], «Juan saltó de alegría para anunciar su futura predicación. El hijo de la mujer estéril se regocijó ante el hijo de la virgen». Isabel dice dos impresionantes frases que alaban la santidad que el Señor ha obrado en María: “Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre” y “Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado por parte del Señor”; además llama a María como “la madre de mi Señor”. Recordemos que “Señor” es la traducción del Nombre de Dios (YHWH). Por eso “todas las generaciones” reconocemos la dicha de María, Madre Dios, Madre de la Iglesia y Madre nuestra.
¿Estoy dispuesto (a) a servir como María? ¿Alabo y bendigo al Señor como lo hace María? Puedo darme un tiempo personal para leer, rezar o cantar el “Cántico de María»