Te contaré una fábula para que actúes con prudencia antes de decir la palabra AMIGO. Había una vez un zorrito que logró escalar una alta montaña, pero al bajar perdió estabilidad y para salvarse se aferró a un espino con el que se hirió los dedos. Entonces le dijo: por qué me haces daño, si sabes que necesito ayuda y por eso me aferré a ti. El espino le respondió: Yo soy un espino y me dedico a herir a quienes me tocan. Tú fuiste quien me escogió. Cuando escojas a un amigo, observa muy bien, no todos podrán ayudarte en las dificultades, pues muchos tienen en su naturaleza características que no te harán bien.
Elegir a un amigo, es una difícil tarea.Moira Aicon González
Liceo Salesiano San José de Punta Arenas
¿Cuánto demoras en llamar alguien “amigo”?