+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Los fariseos le preguntaron a Jesús cuándo llegará el Reino de Dios. Él les respondió: “El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: «Está aquí» o «Está allí». Porque el Reino de Dios está entre ustedes”.
Jesús dijo después a sus discípulos: “Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán: «Está aquí» o «Está allí», pero no corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día.
Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Iniciamos la tercera y última parte del viaje de Jesús hacia Jerusalén (Lc 7,11); en esta etapa continúa la enseñanza de Jesús a sus discípulos sobre la vida cristiana y hoy se nos presenta un texto de corte apocalíptico surgido de la pregunta de los fariseos sobre el Reino. Esta misma pregunta demuestra que los fariseos no entienden nada del Reinado de Dios que actúa en la persona de Jesús, Él acaba de sanar a diez leprosos y ellos no ven más allá de sus narices, por eso preguntan “¿Cuándo llegará el Reino de Dios?” Frente a la pregunta el Señor recuerda lo que ya ha dicho antes con varias parábolas, el Reino no es algo visible a simple vista, no es un reino humano, no está allí ni está aquí; el Reino, dice el Maestro está entre ustedes; con esto recuerda que el Reino tiene orígenes humildes como el granito de mostaza o como el poco de levadura. El Reino actúa en la persona y la predicación de Jesús, el Reino actúa en el corazón del cristiano que acepta, sigue e imita al Señor. Sobre esto comenta Casiano: «Si, pues, el Reino de Dios está dentro de nosotros, y consiste en la justicia, la paz y la alegría, todo aquel que posee estas virtudes está, sin duda alguna, en el Reino de Dios». De la misma manera Jesús habla de su “segunda venida” o mejor dicho Parusía (presencia visible) cuando se refiere al Día del Hijo de hombre, no se podrá decir “está aquí o está allí”, porque cuando llegue ese día, simplemente llegará, será como un relámpago que no se puede predecir; por eso el discípulo y la discípula deben estar siempre preparados, ya que el Reino de Dios ya está aquí y algún día estará en plenitud.
Puedo buscar un momento de silencio y soledad para preguntarme dónde y cómo descubro o veo signos de la presencia del Reino (reinado) de Dios en mi vida y en la vida de las personas con las que me relaciono.