+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Al llegar a Betania, Jesús se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro días.
Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros. Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas”.
Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”.
Marta le respondió: “Se que resucitará en la resurrección del último día”.
Jesús le dijo:
“Yo soy la Resurrección y la Vida.
El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”
Ella le respondió: “Si, Señor, creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Seguimos avanzando en la semana número treinta y uno del Tiempo durante el Año. En el día de ayer correspondió la celebración de la Solemnidad de Todos los Santos y, en el día de hoy, el Calendario Romano nos trae la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos. Por este motivo las lecturas bíblicas están tomadas del Leccionario Santoral correspondiendo un texto del Evangelio según San Juan, concretamente el de la Resurrección de Lázaro. Jesús sabiendo que, su amigo Lázaro estaba muy enfermo fue hacia él, pero llegó cuando llevaba cuatro días muerto; Marta la hermana de Lázaro y discípula y amiga de Jesús, le reprocha con delicadeza y con fe su tardanza, pero sabe que aún ahora Jesús puede actuar. El Señor le anuncia que su hermano resucitará y ella entiende que sí lo hará en el último día, pero he aquí que Jesús se revela ante ella diciendo: “Yo soy la resurrección y la vida”; la revelación va acompañada de una invitación a creer y una promesa de vida eterna. Esta es la proclamación de la gran victoria del Maestro de Nazareth sobre la muerte, que luego quedará ejemplificada con la resurrección de Lázaro; y Marta, la discípula hace la profesión de fe ante el Señor, profesión de fe que se nos invita todos nosotros a hacer, especialmente en este día en que recordamos a nuestros seres queridos difuntos. Es una hermosa obra de misericordia ofrecer nuestras oraciones (especialmente la Santa Misa) por el eterno descanso de nuestros hermanos difuntos, además así hacemos vida lo que profesamos en el Credo: “creo en la comunión de los santos”, esto es, los vivos, los difuntos y los santos unidos en comunión unos con otros.
¿Creo que Jesús es la resurrección y la vida? ¿Creo en la Vida Eterna que nos promete el Señor? ¿Demuestro mi cariño por los difuntos, recordándolos, rezando por ellos, viviendo su legado?