+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús dijo a sus discípulos:
Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: “Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle”, y desde adentro él le responde: “No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos”.
Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.
También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una serpiente cuando le pide un pescado? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquéllos que se lo pidan!
Palabra del Señor.
Reflexionemos
El evangelio de hoy nos presenta la parábola del amigo inoportuno. Con ella se nos muestra el valor de la constancia y la perseverancia, pero principalmente la parábola apunta, a decirnos cómo se comporta Dios con nosotros; allí la seguridad de ser escuchados, por quien “sabemos nos ama”. Hoy más que nunca necesitamos revitalizar nuestro encuentro con el Señor y el evangelio de hoy nos da pistas claras. Su consejo es que insistamos en nuestras peticiones, y Él nos dará lo que necesitamos; pero no siempre lo que queremos. Pidamosles al Señor que nos guíe para conocer la diferencia.
Por eso, nos podemos preguntar: ¿Cómo es mi respuesta a la llamada de Dios y a la llamada de un hermano? ¿Mi oración se transforma en acción?