+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con Él, les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy Yo?”
Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado”.
“Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy Yo?”
Pedro, tomando la palabra, respondió: “Tú eres el Mesías de Dios”.
Y Él les ordenó terminantemente que no lo anunciaran a nadie, diciéndoles:
“El Hijo del hombre debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Después de narrar el milagro de la multiplicación de los panes, San Lucas nos presenta la escena de la Confesión de Pedro, que es destacada en su importancia por darse en un contexto de oración. Esta confesión viene a dar significado a la reciente multiplicación de los panes y a responder a las múltiples preguntas que tenía la gente del tiempo de Jesús. Jesús es el Mesías, el enviado de Dios para realizar su designio de salvación. Pero Jesús impone silencio a sus discípulos justo antes de anunciarles su muerte ya próxima, esto para evitar confusiones de cualquier tipo, ya que sólo la muerte del Señor revelará totalmente su condición de Mesías y entonces podrán proclamarlo a los cuatro vientos como lo hará, más adelante, Simón Pedro en Jerusalén (Hch 2,36). «Convenía [comenta Cirilo de Alejandría] que las predicaciones de los apóstoles tuvieran lugar después de lo que todavía no se había realizado, como: la crucifixión, la muerte corporal, la resurrección de entre los muertos, ese magnífico y gloriosísimo milagro por el que el Emmanuel sería testimoniado verdadero Dios…» La palabra hebrea Mesías, que usa Pedro, se refiere al Ungido (Cristo en griego) de Dios, enviado para restaurar el reino de Israel, promesa hecha al rey David sobre un descendiente suyo (2Sm 7,12-16); pero Jesús no acepta totalmente esa definición ya que Él no viene a instaurar un reino terreno, ni sólo de Israel, sino que viene a instaurar el Reinado de Dios, que empieza en Israel, pero que se extenderá a todo el mundo; por eso es necesario que sus discípulos lo acompañen a Jerusalén y sean testigos de su pasión, muerte y resurrección.
¿Estoy dispuesto (a) a acompañar a Jesús en su camino? ¿Estoy dispuesto (a) a confesar a Jesús como lo hace Pedro? ¿Quién es Jesús para mí?