Hoy te propongo traer a la memoria todos los beneficios en que Dios te ha manifestado su amor en este día. Considera todo lo que Dios ha hecho por ti, y cómo desea aún darme mucho más y comunicárseme El mismo. Como respuesta a este amor, mi corazón manifiesta el deseo de responder, dándome entero yo mismo, poniéndome con todo lo que soy y poseo, en sus manos:
«Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo cuanto soy y poseo; Tú me los diste, a Ti deseo entregártelo; todo es tuyo, dispón de acuerdo con tu voluntad, dame tu amor y gracia, que esto solo me basta».
¿Qué te dice El Señor en este día que termina?