+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Dijo Jesús a sus discípulos:
Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.
Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer o qué van a beber, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?
Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros y, sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?
¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
No se inquieten entonces, diciendo: “¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?” Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.
Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.
Palabra del Señor.
Reflexión
Llegamos hoy al término de la semana número once del Tiempo durante el Año (el cual antes llamábamos “tiempo ordinario”) y el evangelista San Mateo continúa presentando el Sermón de la Montaña el cual trae dos contenidos o enseñanzas tomadas de la Fuente de Dichos de Jesús (Fuente Q) uno breve y otro más extenso. La primera enseñanza está en el versículo 24 y corresponde a la imposibilidad de servir a Dios con corazón dividido (tema ya tratado en El ojo sencillo), es necesario tomar una opción fundamental de amar a Dios por sobre todas las cosas (ver Dt 6,5); cualquier persona o cosa puede ser el rival de Dios, pero Jesús pone como ejemplo a Mamón que es Dinero o Riquezas en arameo, que sólo trae «miserias a los que se someten a su yugo» (Juan Crisóstomo). La segunda enseñanza la encontramos en los versículos 25 al 33 y se refiere a las preocupaciones y ansiedades tales como comer, beber, vestir, que son necesidades humanas básicas, pero que pueden convertirse en ídolos o fetiches, es decir objetos de culto a los que se les atribuyen poderes sobrenaturales; todo lo que se sitúa entre Dios y nosotros es un ídolo (Calvino). Jesús exhorta a no estar preocupados o absortos por las necesidades, sino que se debe estar confiados en la Providencia de Dios; los discípulos deben ser como los lirios del campo que no se fatigan ni tejen, haciendo referencia al varón y la mujer en sus distintos trabajos, ya que Dios se preocupa de ellos. El objetivo final o valor más alto que alcanzar para el cristiano es la búsqueda del Reino de Dios y su justicia, este es el clímax del capítulo 6; el versículo 34 lo agrega Mateo para cerrar el tema iniciado en el versículo 25.
¿Confío en Dios por sobre todo? ¿Cómo es mi relación con el dinero? ¿Busco, sobre todo, el Reino de Dios?