Cuando nuestra mirada se detiene sobre el rostro de Jesús en la cruz, nos gustaría decirle:
Salvador de todos los seres humanos, tu vida ha conocido el fracaso. Postrado de dolor, tú no amenazabas a nadie. Y llevas con nosotros nuestras propias pruebas.
Hagamos silencio en esta noche santa y hagamos oración contemplando la cruz.