El periodista canadiense Carl Honoré (1967-), autor de un famoso libro titulado Elogio de la lentitud, escribe: «El virus de la prisa es una epidemia mundial. Si lo has contraído, trata
de curarte».
La prisa nos trastorna, nos hace perder la orientación y nos aleja de nosotros mismos.
Recuperemos la calma, la paz interior, y en el silencio encontrémonos con nosotros mismos. Este encuentro siempre será beneficioso y enriquecedor.
El silencio y la calma son necesarios para crecer y madurar psicológicamente como personas. La prisa y los nervios son caminos sin salida, son factores negativos que nos limitan y bloquean.
¡Cuánto bien nos haría quedarnos diariamente diez minutos en silencio! Que sea un silencio total, sin hacer nada, huyendo de toda distracción y adentrándonos en nuestra alma para contemplar y rezar. Sería el mejor antídoto contra el virus de la prisa. Hagamos la prueba y quedaremos maravillados del resultado.
¿Con cuánta prisa vives tu vida?