+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre de ustedes que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Palabra del Señor.
Reflexión
A partir de hoy interrumpimos el Tiempo durante el año para dar paso al Tiempo de Cuaresma que se inicia hoy con el Miércoles de Ceniza. La Cuaresma es uno de los cuatro tiempos fuertes o “privilegiados” y tiene como objetivo prepararnos para la celebración central de nuestra fe cristiana: el Misterio Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Este tiempo dura cuarenta días y el color que lo identifica es el morado, que significa penitencia y preparación. Como es tradición, desde los primeros siglos, durante la Cuaresma vamos a encontrar una selección de los textos bíblicos más hermosos, más enriquecedores, más profundos, más importantes… Empezamos hoy con la enseñanza de Jesús sobre las prácticas de piedad, que nos trae el evangelista San Mateo; tres son las prácticas recomendadas por el Señor y que nosotros sus discípulos y discípulas tenemos que practicar, ojalá siempre, pero sobre todo en este tiempo cuaresmal, a modo de ejercicio espiritual: Oración, Ayuno y Limosna. La Oración es el diálogo íntimo, confiado y personal con el Señor, es un diálogo de amor que alimenta y fortalece la fe; el Ayuno es la capacidad de renunciar a lo que no es necesario (alimentos, pero también podría ser otra cosa) por amor al Señor, mostrando así que sólo Jesús es el centro de nuestras vidas; la Limosna (=misericordia) es la capacidad de practicar de corazón las obras de misericordia (especialmente con los más necesitados), demostrando que nuestra fe no está muerta y que nuestra religión no es un culto vacío. Lo importante de estas prácticas, dice Jesús, es que deben hacerse sólo ante los ojos del Padre Celestial, es decir, sin alardear de que oramos, ayunamos o hacemos limosna.
¿Cómo es mi vida de oración? ¿Qué ayuno voy a practicar durante la Cuaresma? ¿Conozco las Obras de Misericordia? ¿Cuáles puedo practicar?