+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Jesús salió nuevamente a la orilla del mar; toda la gente acudía a Él, y Él les enseñaba. Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en su casa, muchos publicanos y pecadores se sentaron a comer con Él y sus discípulos; porque eran muchos los que lo seguían. Los escribas del grupo de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a los discípulos: “¿Por qué come con publicanos y pecadores?”
Jesús, que había oído, les dijo: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Llegamos al término de la primera semana del Tiempo durante el Año, acompañados por el Evangelista San Marcos, quien fuera el primero que escribió el evangelio allá por los años 68-70 DC, probablemente en Roma, habiendo escuchado la predicación de Pedro, de quien era discípulo. Hoy nos presenta otra escena donde la autoridad de Jesús exaspera, en este caso a los escribas de los fariseos, se trata de la segunda controversia: la Comida con los Pecadores; el relato se compone, primero, de la vocación de Leví y, segundo, de la comida con los pecadores. Todo empieza con la llamada como discípulo de Leví el publicano, el cobrador de impuestos, el pecador público; cabe destacar que el vocabulario usado por Marcos es el mismo que usa en la llamada a los primeros cuatro discípulos: estamos a la orilla del mar, Jesús pasaba por ahí e invita al publicano a seguirle; de esta manera se marca un paralelismo con Mc 1,16-20. Luego viene el relato de la comida en casa del pecador Leví (o en la casa de Pedro) junto a muchos otros pecadores y pecadoras; el Señor sigue revelando la misericordia y compasión de Dios que viene a perdonar pecados, a través de su persona. Para los judíos los pecadores públicos eran considerados del todo perdidos para Dios, sin posibilidad de redención y juntarse con ellos prácticamente era blasfemar, porque se ofendía la santidad de Dios; por eso los escribas de los fariseos murmuran ante los discípulos criticando la actitud de su Maestro, quizá con la intención de que lo abandonen; pero Cristo Jesús defiende su actuación diciendo que Él, precisamente, ha venido a llamar a los pecadores, porque son ellos los que necesitan salvación y sanación y Él es el médico que sana y salva.
¿Me considero pecador (a)? ¿Acojo y perdono a los pecadores? ¿He experimentado en mi la misericordia de Dios? ¿Hay alguien a quien no he perdonado…? ¿Podría hacerlo ahora…?