Dice un proverbio judío: «Cuando estamos muertos nos comen los gusanos, cuando estamos vivos nos comen las preocupaciones».
Es un proverbio macabro y pesimista, pero expresa una realidad palpable en muchas personas. Estas se dejan dominar por las preocupaciones, que corroen sus vidas y las sumen en un pozo de tristeza.
Preocupaciones, todos tenemos y tendremos, y son inevitables en la complejidad de la vida. Lo que importa es saberlas sortear y dominar para que no bloqueen nuestro actuar cotidiano.
Ante las preocupaciones, saber actuar con serenidad y no dejarnos acaparar por ellas. Una preocupación que acapara es un freno de mano, puesto que nos impide avanzar, y si
avanzamos lo destrozamos todo.
¿Cómo estoy actuando frente a las preocupaciones cotidianas y ante las más complejas?