Nos acercamos rápidamente al término del año y son muchos los balances y dinámicas que aparecen por todos lados. Hay ritos, encuentros, preparativos diversos…
Esta noche, los ingenuos, los incrédulos, los confundidos,
confiarán su suerte a la nada a través de ritos fatuos y alucinantes.
Los que sabemos que el futuro es un don precioso de la gracia
puesto en nuestras manos para construirlo con nuestra inteligencia y voluntad,
nos postraremos reverentes ante el que es Eterno,
para que, con su ayuda,
podamos eslabonar el presente con el futuro
a través de un hoy iluminado y sostenido por Él
autor y dador de todo bien,
a través de nuestra débil y sincera disposición
a que en nosotros y en nuestro tiempo se realice su obra.La noche vieja será así, el preámbulo de un nuevo amanecer,
de esa vida nueva que tanto anhelamos
y que es posible por la gracia de Dios.
¿Qué ocupa mi mente y mi corazón al terminar este año?