Con la inteligencia, generosidad, ternura y responsabilidad que Dios ha dado a todo ser, José y María iniciarán la educación de su hijo, al que también han soñado desde su concepción. Sienten desde antes de conocerlo, esa alegría de ser padre y madre, de proyectarse a través de esta nueva vida, de cuidarlo y de glorificar a Dios cumpliendo su voluntad. Surge así la Sagrada Familia. La familia es un espacio para aprender a amar y un compromiso de vida, de cómo dos personas libremente eligen vivir su existencia. La unidad en el amor se hace realidad en la familia. El “amarse los unos a los otros” se vive e irradia a través de ella. Jesús al nacer en una familia nos da un ejemplo de vida en el amor, y nos invita a experimentar del amor que surge de ella cuando somo niños y a recibir y descubrir el amor profundo del que somos capaces cuando somos adultos.
Pidamos con la esperanza puesta en el pesebre, poder ser reflejo de amor en nuestras familias y darle un significado de entrega y gratuidad tan necesaria a la convivencia diaria, para ser mejores personas.(Fund. Crecimiento Matrimonial)
¿Cómo estoy siendo reflejo del amor de Dios?
