+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Zacarías, el padre de Juan, quedó lleno del Espíritu Santo y dijo proféticamente:
«Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su Pueblo, y nos ha dado un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor, como lo había anunciado mucho tiempo antes por boca de sus santos profetas, para salvarnos de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odian. Así tuvo misericordia de nuestros padres y se acordó de su santa Alianza, del juramento que hizo a nuestro padre Abraham de concedernos que, libres de temor, arrancados de las manos de nuestros enemigos, lo sirvamos en santidad, y justicia bajo su mirada, durante toda nuestra vida.
Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos, para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados; gracias a la misericordiosa ternura de nuestro Dios, que nos traerá del cielo la visita del Sol naciente, para iluminar a los que están en las tinieblas y en la sombra de la muerte, y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.».
Palabra del Señor.
Reflexión
Llegamos al último día de Adviento, en el cual nos corresponde leer el Cantico de Zacarías, también llamado Benedictus, que empieza describiendo lo que hace Jesús en favor de Israel (1,68-75), sigue con Juan Bautista (1,76-77) y vuelve a Jesús (1,78-79). La efusión del Espíritu Santo, que es el signo de la llegada de los tiempos mesiánicos, hace que Zacarías, el padre de Juan Bautista se transforme en profeta y alabe a Dios con las palabras que el mismo Dios le inspira. Zacarías pronuncia los versos de este cántico que está lleno de alusiones al Antiguo Testamento. Parte con la palabra Bendito (Baruc en hebreo) que nos indica que el himno es una alabanza al Señor Dios de Israel, por todas sus acciones en la obra de la salvación, descrita como la visita de Dios a su pueblo; tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento la visita de Dios se entiende en un sentido favorable. El versículo 69 dice textual: “y levantó un cuerno de salvación para nosotros” y se traduce como “una fuerza de salvación” ya que el cuerno, en el ambiente semita, es signo de fuerza y poder; esta fuerza de salvación responde a la Santa Alianza entre Dios e Israel en el Sinaí y al juramento hecho por Dios Abraham; esta fuerza de salvación o poderoso salvador es Jesús en quien se cumplen las promesas y esperanzas mesiánicas. La última parte del cántico describe el cumplimiento de las promesas, a través de la acción profética de Juan Bautista, ya que él precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, demostrando que en medio de las tinieblas más espesas del pecado y de la muerte sólo Dios puede ser la Luz que vence a las tinieblas, es decir, sólo Dios es el Salvador.
¿Me doy tiempo para bendecir a Dios por su gran bondad? ¿He aceptado en mi vida que sólo Dios puede salvar? ¿En qué circunstancias de mi vida he experimentado la vista de Dios?