Por último, quiero para mi patria lo más sagrado que yo pueda decir: que vuelva su mirada hacia el Señor.
Un país fraterno sólo es posible cuando se reconoce la paternidad bondadosa de nuestro Dios. He dedicado mi vida a esa tarea: que los hombres y mujeres de mi tierra conozcan al Dios vivo y verdadero, que se dejen amar por Él y que lo amen con todo el corazón.
Quiero que mi patria escuche la Buena Noticia del evangelio de Jesucristo, que tanto consuelo y esperanza trae para todos. Este es mi sueño para Chile y creo que con la ayuda de María, ese sueño es posible convertirlo en realidad!
(Cardenal Raúl Silva Henríquez, 1991)
¿De qué manera en la sociedad de hoy estoy anunciando la Buena Noticia?