+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Cuando los enviados de Juan partieron, Jesús comenzó a hablar de él a la multitud, diciendo:
«¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que llevan suntuosas vestiduras y viven en la opulencia, están en los palacios de los reyes. ¿Qué salieron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta.
El es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino.
Les aseguro que no hay ningún hombre más grande que Juan, y sin embargo, el más pequeño en el Reino de Dios es más grande que él.
Todo el pueblo que lo escuchaba, incluso los publicanos, reconocieron la justicia de Dios, recibiendo el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los doctores de la Ley, al no hacerse bautizar por él, frustraron el designio de Dios para con ellos.
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy llegamos al término de la primera parte del Tiempo de Adviento que está orientada a la Segunda Venida del Señor o Parusía (=presencia visible). Para este 16 de diciembre el Calendario Litúrgico nos presenta la continuación del texto de ayer en torno a la figura de Juan Bautista; Lucas nos dice que después de la respuesta que da a los discípulos de Juan, Jesús se vuelve a la multitud para hacer una gran alabanza al Bautista, un elogio incondicional que lo describe como un profeta excepcional que se destaca por la austeridad de vida, por sus enérgicas denuncias, por su fidelidad a la tradición profética de Israel y por su testimonio frente a la inminente llegada del Mesías. Pero a pesar de esa inmensa grandeza Juan ya no pertenece a la nueva etapa que ha inaugurado Jesús, su misión consistió en preparar el camino para el Señor, incluso acogió al mismo Jesús de Nazaret como su discípulo durante un tiempo. Ahora hay una nueva perspectiva en el plan de Dios aportada por Jesús y distinta de la de Juan; el bautismo de Juan a Jesús es la culminación de su ministerio y con él irrumpe el Reinado de Dios en las palabras y obras de Jesús, por eso el Reino, el mismo Jesús y cualquiera que acoja el Reino, es más grande que Juan Bautista. Termina Lucas con unas palabras que recuerdan al texto de Lc 3,10-14 y que nos dice que el pueblo que ya aceptaba a Juan ahora también dispone el corazón para aceptar a Jesús, no así los fariseos y doctores de la Ley que, no sabiendo reconocer la justicia del plan de Dios, no aceptaron ni a uno ni al otro, no sintiendo la necesidad de Dios para sus vidas.
¿De qué manera preparo mi corazón para acoger el Reino de Dios? ¿Qué me enseña la vida y misión de Juan el Bautista? ¿Cuál es la diferencia entre la enseñanza de Juan y Jesús?