+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Juan el Bautista, llamando a dos de sus discípulos, los envió a decir al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?»
Cuando se presentaron ante Jesús, le dijeron: «Juan el Bautista nos envía a preguntarte: «¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?»».
En esa ocasión, Jesús curó mucha gente de sus enfermedades, de sus dolencias y de los malos espíritus, y devolvió la vista a muchos ciegos. Entonces respondió a los enviados:
«Vayan a contar a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos oyen, los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!
Palabra del Señor.
Reflexión
Nuevamente contamos, en el texto de hoy, con la presencia de la persona de Juan el Bautista; el evangelista hace una presentación de Juan y Jesús para explicar el rol de cada uno en el plan salvífico de Dios y la respuesta que tuvo cada uno por parte del pueblo de Israel. San Lucas ha narrado detalladamente la actuación del Maestro de Nazaret con hechos y palabras. Juan Bautista se entera de todo lo que ha dicho y hecho Jesús y, entonces, envía dos de sus discípulos (dos para que sirvan de testigos, ver Dt 19,15) a preguntarle directamente si él es el que ha de venir. La pregunta tiene sentido ya que Juan, preparando el camino para el que ha de venir, o sea, para el Mesías, nota una aparente contradicción entre sus expectativas mesiánicas centradas en un Mesías juez implacable y purificador de Israel (ver Lc 3,15-18) y la actuación tan distinta de Jesús (ver Lc 4,18-19). Entonces el Maestro de Nazaret responde a los dos enviados de Juan describiendo su mesianismo con sus hechos y palabras, que están enlazados con la tradición profética, pero que se diferencian de la imagen que el pueblo de Israel se había hecho de los tiempos mesiánicos. Cristo Jesús muestra con su actuar que el mesías actúa como profetizó Isaías (ver Is 26,19; 28,18-19; 35,5-6; 61,1-2) y no como pensaba Juan. El Bautista, como muchos otros esperaban un mesías que ajustara cuentas con su pueblo separando a los buenos y castigando con dureza a los malos; pero Jesús muestra que el Mesías viene no a juzgar ni a castigar, sino a mostrar la misericordia de Dios, sobre todo. El Dios de Jesús es Dios de la misericordia y no debemos escandalizarnos de ello.
¿Cómo veo a Jesús, como Juez o como Misericordia? ¿A quién me parezco más, a Juan o a Jesús? ¿Cómo me preparo para recibir al que ha de venir?
