+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Habiendo Jesús expulsado un demonio, algunos de entre la muchedumbre decían: “Éste expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, exigían de Él un signo que viniera del cielo.
Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: “Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- Yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si Yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si Yo expulso a los demonios con la fuerza de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita las armas en las que confiaba y reparte sus bienes.
El que no está conmigo está contra mí; y el que no recoge conmigo desparrama.
Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: «Volveré a mi casa, de donde salí». Cuando llega, la encuentra barrida y ordenada. Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio”.
Palabra del Señor.
Reflexión
La liturgia de hoy nos trae el comienzo del discurso de Jesús sobre el Reino de Dios y Belzebul. Todo empieza con un milagro narrado brevemente en el versículo 14 que no leemos hoy: la curación de un endemoniado mudo. Los opositores a Jesús, presentados en forma genérica (no se especifica quienes son), no niegan la veracidad el milagro recién realizado, sino que acusan a Jesús de actuar con el poder de Belzebul (=señor del cielo), que es el nombre de un ídolo cananeo aplicado al diablo; además le piden que haga algún signo más espectacular. El Señor les niega otro signo y rebate la idea de que actúa por el poder del Demonio. Primero, si Jesús expulsara demonios por poder del Demonio, el reino de este estaría dividido y no subsistiría, sería como una guerra civil. Segundo, Jesús les cuestiona con qué poder expulsan demonios los discípulos de los judíos, ya que los exorcistas judíos también expulsaban demonios. Tercero, el Señor les aclara que él expulsa los demonios con el dedo de Dios (ver Ex 8,15 versión de los LXX) haciendo referencia a las maravillas del éxodo que ahora se renuevan en el ministerio del mismo Jesús. Cuarto, el Maestro pone la parábola de los dos hombres fuertes, en ella gana el más fuerte que es Jesús y desaloja al vencido, esto es al diablo. Después de esta discusión Jesús apela a sus oyentes a decidirse por él en la lucha contra el Demonio y exhorta a los que han sido liberados de los demonios a que acepten el mensaje de Reino para que no vuelvan a caer bajo el poder del maligno y estén peor que antes.
¿De qué manera puedo colaborar con Jesús en su lucha sin cuartel contra el Demonio? ¿He cuestionado alguna vez el poder del Señor? ¿Acepto el mensaje del Reino de Dios?